lunes, 28 de julio de 2014

Annie. Las cuerdas le dan cuerda.






Annie. La dura vida del artista sin padrino.



Vive con su novio, Sonny, tocan en la calle... ella comienza a recibir más halagos que él. Ella no falla una nota, deleita a todos los presentes, destaca en el dueto.

Harley, un músico veterano que dedica su vida a tocar en la calle, se convierte en su inspiración, en su modelo a seguir profesionalmente.

Annie tiene claro que se quiere dedicar a la música... compondrá sus propias canciones. Pero necesita un empujón.

Harley no se lo puede dar, es ella quien tiene que tomar impulso y avanzar... el drama se acerca cuando el plano del director se convierte en plano general... sin ella quererlo, se convierte en la heredera de Harley.

La música de Annie es la música de la ciudad, de los desharrapados, de los humildes, de los que se alegran de poder escuchar una nota musical más al siguiente instante... pero la música del pueblo, cuando es buena, llega más allá... y algunos quieren aprovecharse de ella. Su historia se convierte en rocambolesca y subrealista al final de la serie... los aprovechados quieren tergiversar su música... ¡la música que le sale del alma, trastocada para agradar a más público!

Harley no lo consentiría...

Annie es pasional a la hora de tocar, lo mismo que lo es con sus parejas... pero sus parejas son demasiado complicadas y ella es demasiado profesional y demasiado buena música como para mirar hacia atrás... debe mirar hacia delante.

Debe mirar a su representante y poner las condiciones, porque una señora música como ella no puede caer en manos del poder del dinero y la mentira.

Lucia Micarelli coge el violín y lo eleva al cielo... y entonces, y sólo entonces, lo hace sonar... ¿qué más podrá hacer con ese ritmo?

Toda la música en la impresionante serie es acojonante... pero dominan los vientos... Annie es la cuerda que ata la serie para que no se escape nada.

¡Otra, otra, otra!



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